martes, 11 de mayo de 2010

(SOBRE) LOS SABERES DE MIS ESTUDIANTES

El conocimiento es una cualidad natural que todos los seres vivos ponen de manifiesto, cuando conciben el mundo que les rodea por su atribución sensitiva. Así pues, una planta re-conoce a otras de su propio género para generar su propia reproducción bajo el antagonismo o por la generación de su reproducción por medio de la simbiosis; re-conocer, en este sentido, es que saben que para reproducirse o alcanzar el sol en sus más alta cúspide, necesitan de los nutrientes de otra planta o un árbol. La posición a este tipo de explicaciones siempre es tema de grandes discusiones filosóficas y científicas poniendo en tela de juicio que se actúa más por instinto natural que por conocimiento; y dado que tanto a las plantas como a los animales (aún cuando se encuentren en el ámbito de los seres vivos) no les es posible alcanzar un conocimiento concreto porque no implican la concepción de la racionalidad, es claro afirmar que no pueden alcanzar esta cualidad. El conocer aunado a la razón, enfatiza una función elemental para procrear una deducción, un pensamiento o inclusive una opinión en el terreno de las ideas; por esta razón el conocimiento se hace “exclusivo” de hombre (de la humanidad).

Y si el conocer implica, estando en una posición platónica, estar vertido bajo dos posiciones elementales; es claro suponer que para aspirar a él, es necesario; una, que impliquemos en la realidad nuestros sentidos, y dos, que incluyamos en la misma, una forma inteligible para entenderlo; así pues, si el conocimiento es sensitivo, podemos reducir que la vista al ser un sentido funcional y elemental para la procreación de una idea, requiere de la imagen del concepto que percibe. En nuestro mundo el concepto de la imagen se ha hecho más que prolífero; y más aún, con la introducción de la tecnología visual (como el Internet), se ha vuelto infinito.
Cuando nuestros alumnos “navegan” por el Internet, no hacen más que percibir toda una descarga de visiones e imágenes que los hace conducirse a la procreación de un sin fin de ideas montadas y amontonadas; “miran” lo que realmente quieren mirar, y sin conocer, “suponen” algunos saberes por lo que simplemente ven. ¿Y qué es lo que realmente conocen? Conocen la función de esquemas, íconos y partes de una máquina, pero nada más, porque cuando se trata de información de lo que consultan el conocimiento es efímero superficial, orillándose mas a un saber que a un conocer. Por eso cuando no se incluyen imágenes de movimiento ni de persuasión corpórea (como el de ver un cuerpo, un rostro, una acción), suponen la información aburrida o tediosa, sin saber que un texto es propiamente también una imagen. Por lo que se hace necesario para nosotros como docentes especificar –en ciertos aspectos- que es lo que deben ver para leer.

¿Qué debemos hacer para que nuestros alumnos aprovechen ese saber que tienen para indagar y recibir un sin fin de imágenes que obtienen en el Internet? Pongamos por caso la siguiente dinámica, que en estímulos académicos me ha dado resultados favorables; en primera instancia, como en la materia de ética se analizan distintas doctrinas éticas con diferentes autores, se les pide un llenado de una tabla con una gama de información, en una hoja de EXEL (que ellos mismos diseñan, crean y elaboran y que después comparten dado que es una información electrónica y virtual) con distintos autores que ellos mismos investigan en distintas direcciones -específicas-. Con ello, se cubren dos labores; una, que la investigación se transforme en visual y dos, que mediante la especificación de ciertos conceptos a escribir, se vean obligados a leer y la investigación se torne inteligible

En estos sentido, no solamente orillo a los alumnos a obtener un saber sobre “algunas características” sobre los autores que investigan, sino a desarrollar un conocimiento sobre los mismos; por lo que no es lo mismo saber que conocer, y si lo quieren ver de esta manera, no es lo mismo mirar a ver (ya que lo que pretendo, es que los alumnos aprendan a ver no a simplemente mirar).

La participación en el aula, cuando se aplica una técnica como la lluvia de ideas, puede ser variada y amplia; sin embargo, podría objetarse que no podría darse tal fin cuando la mayoría puede presentar la misma información –dado que la investigación es electrónica y virtual-, pero para ello entra el criterio del docente como guía, porque en las especificaciones de determinados conceptos, donde se les pide leer a los alumnos para llenar ese recuadro, se les afirma escribir su propia opinión. Pero con ello, ¿no estaríamos mostrando una endeble participación del docente en el sentido que para ello no hace falta la intromisión del docente para conocer?; es decir, ¿qué papel juega el docente en la enseñanza? Aquí su papel no sería la de un conductor, sino un constructor que aprovecha un saber para resaltar un conocimiento, y que no se específica en un enigma amoral ¿de quien enseña? o ¿de quién educa? sino en una contundencia afirmativa didáctica; pues si en la especificación de la RIEMS, se nos atribuye que los alumnos alcancen determinadas competencias, en esta dinámica el alumno con la investigación que realizan, con la creación que forman (de la tabla en la hoja de calculo) , y la participación que dictaminan, pueden alcanzar la competencia de. “se cuida y se autodetermina en si mismo”. Con ello hay que recordar que la educación en un sentido de la adquisición de las TIC´s el uso del Internet humaniza por su papel comunicativo que representa.

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